Los animales son importantes en este proceso que se denomina zoocoria. Las aves comen sobre todo los frutos carnosos y al regurgitarlos o excretarlos contribuyen a la “siembra” de una nueva planta. Nosotros mismos cuando caminamos por el campo posibilitamos que algunas semillas se adhieran a nuestra ropa, transportándola cómodamente a su nuevo hogar. Pero también el astuto zorro (Vulpes spp) o la inteligente ardilla Común (Sciurus vulgaris) en su lucha por su propia supervivencia guardan semillas que luego olvidan… Los excrementos de los dos anteriores o de la garduña (Martes foina foina), el tejón (Meles meles) y en gran medida de los murciélagos que defecan volando, dejan semillas en lugares alejados de donde las encontraron. Ni que decir de la importante labor de los insectos en la polinización de las plantas. Plantas como el madroño (Arbutus unedo) o las exquisitas moras o zarzamoras (Rubus ssp), se aprovechan de los animales para viajar.
Con la ayuda del viento o plantas anemócoras las semillas pequeñas se alejan y buscar nuevas zonas que colonizar. Estas pequeñas semillas tienes estructuras que van ayudarla para aumenta su rozamiento con el aire y volar a diferentes lugares. El diente de león (Taraxacum officinale) del que hablamos en otro artículo, el fresno (Fraxinus spp) o el sauce (Salix spp.), el olmo (Ulmus spp.) o el pino (Pinus spp.) utilizan esta estrategia.
Otro tipo de dispersión es por el agua o hidrocoria. Son semillas con una cubierta dura, impermeable, porosa y con gran poder de flotación para poder “nadar” por ríos, lagos… Deben vivir o estar cerca del agua como los cocos (Cocos nucifera) que podemos ver ir a la deriva.
No podemos terminar sin mencionar otros mecanismos activos de la propia planta o autocoría, tienen frutos que se abren o dehiscentes, o explotan, o por espiralemiento de los mismos… Las que al llegar a la madurez simplemente caen en el mismo lugar por gravedad o barocoría. Conocida de estos tipos de dispersión activa o pasiva de las plantas es la explosión de pepinillo del diablo (Ecbalium elaterium) y el mango (Mangifera indica).
Hemos hablado varias veces de la importancia de las plantas en el planeta y como a veces nos olvidamos de ellas, porque sencillamente no pueden hablarnos o moverse a nuestro lado, pero si nos paramos a escucharlas tienen muchas historias que contarnos.
Blanca Herrera Sanz
muy bueno e interesante post, nuestra madre amiga naturaleza siempre ha sabido...
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