Los
hurones (Mustela
furo), es un mustélido que
ha comenzado a vivir en muchos hogares para pasar a disfrutar su vida junto a
nosotros. Desciende del turón (Mustela
putorius), la especie
salvaje. Fue “troquelado por el hombre
hace ya miles de años” y ha pasado a ser el animal de compañía preferido,
después del perro y el gato, aunque no sea el más recomendable con niños
pequeños. Como a todos los animales debemos cuidarlos y dedicarles tiempo,
tener una mascota es siempre bonito, pero es mucho más que un hermoso regalo o
nuestro juguete preferido, es un ser vivo.
Los hurones ya
no se usa para atrapar conejos, práctica prohibida en la Comunidad de Madrid y
por la que a Cañada Real han llegado nuestros ejemplares. De estos animales
podríamos estar hablando muchas horas, con su pequeña carita y su difuso
antifaz, sus diminutas orejas y su tamaño que nos supera los 50 cm. en los machos
y 38 cts. en las hembras. Nos hacen siempre sonreír, pues son divertidos, juguetones
y muy inteligentes, aunque su olor a veces deja mucho que desear. No hay
distintas razas, peros si gran variedad de pelajes, si bien suele ser oscuro también
podemos encontrar ejemplares albinos.
Seguiríamos
hablando de ellos, pero hoy queremos contaros algo más de su comportamiento
reproductor. El apareamiento en estos carnívoros es muy especial y hace unos
días tuvimos la suerte de filmarlo. Al llegar la primavera las hormonas
empiezan a causar “estragos” en el reino animal, los olores, la comida, las flores…
todo aumenta y con ello nuestros hurones sienten la necesidad de procrear y
transmitir sus genes a la siguiente generación.
Su cortejo es
más complejo que en muchos animales domésticos, porque su cópula es bastante
agresiva, quizás estos chicos son un pelín toscos en su manera de morder la
nuca de la hembra e incluso llevársela arrastras, lo que puede llegar a
producirla heridas pero muy raramente la muerte. Ella lucha y se expresa con
gritos, sólo si está de acuerdo cerrará los ojos y se quedará relajada y lacia,
entonces se producirá la cópula y si hay suerte a los 42 días nacerán entre 6 y
12 crías sordas y con los ojos cerrados que abrirán a las cinco o seis semanas
de vida.
Pero nuestra
hembra "Amaya" puede no estar receptiva y entonces se lo va hacer saber a su compañero, intentando
devolver el mordisco y produciendo secreciones olorosas a través de sus
glándulas anales.
Para terminar al principio os
comentamos que hemos presenciado la copula y filmamos unas espectaculares
imágenes que queremos compartir con todos vosotros.
http://youtu.be/htEYKI2DBQk
Blanca Herrera
Lo podéis ver en el siguiente enlace, esperamos que os guste: http://youtu.be/htEYKI2DBQk
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