lunes, 16 de abril de 2012

Las cuernas de los ciervos


Ver retratado un ciervo en una pintura prehistórica nos transporta a una época donde los hombres vivíamos en cavernas, en cuevas en las rocas… pero sobre todo integrados en la naturaleza y sin engañar a la selección natural. Cuando ves un ciervo pintado hace más de 30.000 años te preguntas ¿Cuánto habremos cambiado desde la última glaciación?



En España y Francia hay gran variedad de cuevas en distinto lugares y tiempos prehistóricos: las cuevas de Altamira, Santillana del Mar, Laja Chauvet, Lascaux… Vemos a ese ciervo con una flecha clavada que esta herido de muerte, y servirá para alimentar a toda una caverna. A un ciervo cuyo relieve lo resalta la piedra y aunque solo tiene dos colores nos muestra que el ser humano es capaz de querer y respetar al mundo que le rodea, obtener lo que necesita y dejar ir al resto. Y vemos ese trofeo colgado encima de la chimenea, y al final oímos un disparo de un furtivo y sentimos ese disparo dentro de nosotros y nos duele en el alma porque eso es precisamente lo que desde Centros como el nuestro queremos evitar. No es un sueño transmitir y despertar en el hombre interés por la naturaleza que les rodea, su conocimiento y disfrute del medio natural. Debemos continuar cultivando ese respeto y la necesidad de conservar nuestra fauna y flora porque en nuestras manos esta la continuidad de muchas de nuestras especies y sobre todo demostrar que el ser humano lleva dentro un gran corazón.

Como hemos visto por las pinturas rupestres, los ciervos con grandes astas han acompañado siempre a los hombres. Por aquella época se podían ver pastar a los ciervos gigantes o megaloceros, increíbles con sus cuernas de hasta 3.5 metros de punta a punta y las hembras más gráciles y pequeñas. Desaparecieron hace unos 7000 años y solo nos quedan sus restos fósiles para apreciarlos y la imaginación para soñar con aquellos tiempos o con la famosa cierva que un semidiós quiso cazar.

La cierva corre veloz y no es nada fácil atraparla, hasta el mismo Hércules necesito un año para lograrlo. Es una criatura sobrenatural consagrada a Artemisa y no podía derramarse ni una gota de su sangre para capturarla o sufrirías su ira. Nuestro cérvido era muy especial pues poseía unas bellas cuernas de oro y unos píes de bronce que le permitían correr como ninguna otra cierva que hubiera existido. Nuestro héroe la fatigó y logró atraparla antes de cruzar el río Ladón clavándole una flecha especial en la pata, para así llevárla sobre sus hombros a Euristeo.

Pero ahora estamos en el siglo XXI y en primavera donde los ciervos rojos (Cervus elaphus) van a perder sus cuernas.






Las cuernas de los ciervos son de hueso casi irrompible, compuesto por calcio y fósforo y su crecimiento lo regulan hormonas sexuales. Pueden llegar a ser grandes, aunque lejos de las de sus antepasados prehistóricos y con una gran ramificación. Las astas deben soportar las fuertes peleas entre machos por hacerse con el harén de hembras y cubrirlas; algunos pagaran un alto precio por ello y les llevará a la muerte. La ley del más fuerte y la selección natural son fundamentales en el reino animal.

La cuerna del ciervo es el tejido que más rápidamente crece en la naturaleza además del cáncer.


Nuestros ciervos ya han perdido sus astas, finales de marzo, mediados de abril, sus magnificas cuernas se caen, se produce el desmogue, y van a renovarlas a los pocos días para la siguiente berrea. Volverá a comenzar a crecer a partir de la roseta y una nueva borra como la piel de un dulce melocotón marrón la recubrirá y soportará una red de vasos sanguíneos que la irrigara hasta que se calcifique el cartílago.

Y esos mismos machos volverán a pasar un mes si comer y dormir detrás de las hembras, berreando sin parara por volver a ser el más apto.

Pero las hembras no tienen cuernas solo unas pocas elegidas las desarrollan y más pequeñas que las de los machos, quizás en honor de aquella cierva captura por Hércules. Quién sabe si algún increíble dibujo del paleolítico superior también se pintó en honor de las cuernas de una hembra.






Blanca Herrera


1 comentario: