Hoy ha
llovido, las gotas iban cayendo muy despacio para transformarse en cuestión de
segundos en una formidable tormenta que lo inunda todo y se entremezcla con el
granizo que ha decido acompañarnos. Nos refugiamos en el mirador de los lobos y
desde allí echamos un vistazo a lo que el paisaje nos ofrece, a través de la
película de agua que cae delante de nosotros.
Los arboles
abren sus hojas y parecen estirar sus ramas para que ninguna gota de agua
puedan escapárseles. Por un minuto la encina que tenemos delante parece crecer
de tamaño y sonreír a la nube por llorar sobre ella.
Los lobos
salen de su escondite y se suben a la piedra para desde lo alto recibir este
baño tan deseado. No se refugian como nosotros, parecen estar contentos de que
llueva y no les importan estar bajo el chaparrón que lo estén encharcando todo
a su alrededor.
La Naturaleza
en torno nuestro parece estar preparándose para saborear el agua que tanta
falta le hace. La tierra se dispone para ir tapando sus grietas y alimentar a
las raíces, los animales se limpian por fuera y se renuevan por dentro,
disfrutan y saborean el placer de mojarse como un autentico regalo.
El agua cesa
y solo nosotros estábamos a cubierto. Huele a tierra mojada acentuando los
olores de todo lo que nos rodea, no se puede describir pero seguro que sabéis a
que nos referimos, nos encanta esta mezcla de olores. No ha salido el sol y el
arco iris no hace acto de presencia, pero todo lo que vemos hace suponer que
pronto, la tierra agradecida nos regalará un arco iris de colores con el
renacer de la Naturaleza.
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