A nuestro Centro de Naturaleza han llegado dos ejemplares inmaduros
de cigüeña negra (Ciconia nigra), del
Zoo Botánico de Jerez. Aún con sus tonos marrones en el plumaje, sus patas y
pico sin el típico color rojo y la carúncula todavía marrón.
La cigüeña negra es un ave esquiva y solitaria, muy difícil
de ver. Anida frecuentemente en árboles o en riscos de montañas, pero cerca de
los ríos, charcas o lagunas que necesita para alimentarse y siempre alejada de las poblaciones humanas. De adultos pueden
llegar a medir 1 metro con una envergadura de 1.6 metros, pero lo que llama la
atención es el color negro de su plumaje. Si tienes la suerte de ver uno de
estas huidizas aves no dejes de fijarte en esos brillos metálicos entre verdes
y morados que aparecen en sus plumas de cabeza, cuello, dorso, cola y
coberteras alares. Su pico y patas son rojo intenso, al igual que la carúncula
(zona sin plumas alrededor del ojo) también rojo intenso en los adultos. Las
partes inferiores de la zona axilar y ventral, tiene color blanco, al igual que
en muslos e infracobertoras caudales. Los machos y las hembras son muy
parecidos, si acaso los primero algo mayores y con el pico ligeramente más
curvo.
A España suelen llegar a partir del mes de marzo, aunque
algunas pueden hacerlo ya en el mes de febrero. A diferencia de la cigüeña
blanca, no suele emitir crotoreos y menos echar el cuello hacia atrás para
realizarlos. En cambio si tiene unas variadas vocalizaciones, descritas como un
suave y melodioso silbido, o también jadeos roncos… Estos van acompañados de un
baile de cabezas hacia los lados, arriba y abajo, junto con movimientos de cola
cuando inician el cortejo. Les gusta ocupar el nido del año anterior, aunque no
siempre lo hacen, pudiendo llegar incluso a ocupar nidos de otras rapaces o de
cigüeñas blancas. Para fabricarlos utiliza ramas e hierba, forrando su interior
de una suave capa de musgo y hojas verdes. Las puestas son de entre 3 o 5
huevos, con una diferencia de dos días entre cada huevo. Tanto para la
incubación como para el cuidado de los pichones, se turnan los dos miembros de
la pareja. Para alimentar a los crías los adultos regurgitan en el nido, la
comida que llevan en el buche. Al cabo de unas 9 o 10 semanas los pollos
abandonaran el nido. Después partirán a pasar el invierno a climas más cálidos,
en África. Como hemos dicho antes, la cigüeña negra es solitaria, pero se
vuelve gregaria para realizar estas migraciones.
En la Península Ibérica tenemos la suerte de poder
continuar viendo, eso sí con una gran dosis de paciencia, a esta tímida ave
volando nuestros cielos o andando cerca del agua en busca de comida… pero como
viene siendo algo habitual, su número se ha reducido drásticamente y somos los
hombres los mayores responsables de este hecho. La cigüeña negra se considera
en peligro de extinción en nuestro país; en parte por la destrucción de su
hábitat, por contaminación de las aguas y por actividades humanas tipo
alpinismos, pesca y agricultura entre otras. Por eso en Cañada Real estamos
orgullosos de colaborar en un programa de cría en cautividad de esta especie de
cigüeñas, de entre las 19 existentes en el mundo.
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