Hace unos meses nos dejaron en
Cañada Real un diminuto pajarillo. Era un pequeño estornino que se había caído
del nido. Nuestra compañera Ana, empleo toda su paciencia para alimentarlo día
a día, hasta que fue creciendo junto con otro compañero de viaje, Violeto, un
precioso ejemplar de cigüeña blanca.
En otras ocasiones, cuando
pueden volar y valerse por ellos mismos, nos abandonan y buscan la compañía de
otros de su misma especie. Pero Nino, nuestro negro amiguito, ha decidido
formar parte de nuestra familia, especialmente grande en verano.
Viene a visitarnos todas las
mañanas y a darnos los buenos días y por la noche es el último de nuestros
acompañantes. Se acerca a menudo a vernos y a participar de nuestras
actividades, tal cual fuera un niño más, que parece ser lo que se cree.
Participa en las asambleas de campamentos, en las canciones, en los juegos y
veladas… hace felices a los niños que esperan impacientes verle llegar y se
preocupan de que no le pase nunca nada o coma lo que no debe.
El otro día Nino hizo algo
asombroso, cazo una avispa y se la trajo a una compañera como regalo. Está
aprendiendo y sabe que en el campamento de Cañada Real es muy importante
compartir, disfrutar y convivir con los demás.
Es un pequeño amigo de no más de
22 cm., muy especial para todos, va de hombro en hombro o de mano en mano… a
veces simplemente llega y nos observa como si nos entendiera. Incluso Kira,
nuestra perrita, se ha hecho amiga de Nino.
Nos habría encantado que se fuera a
formar parte de una nueva bandada, le dimos una oportunidad de sobrevivir e
intentamos que viviera en libertad, pero él ha decidido quedarse con nosotros y
nosotros le queremos como a uno más de esta maravillosa familia.
Blanca Herrera
Blanca Herrera
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