El roble es un árbol de hoja caduca
pero sufre un proceso que los botánicos denominan marcescente, es decir, que
las hojas permanecen ya secas en las ramas hasta la aparición de los nuevos
brotes. Es muy frecuente en la Península Ibérica y a pesar de su nombre, cosas
que ocurren, es poco habitual en la región de los Pirineos. Prefiere las zonas
de interior y laderas de montañas silíceas, así como los suelos de textura
arenosa.
Hoy podemos ver nuestros robles llenos
de brotes verdes, porque no solo la primavera hace que nuestros animales estén más
activos, las plantas tienen mucho que decir y sus nuevos hojas son testigo mudos
de este renacer. Queremos rendir un homenaje a nuestros árboles, y son los
robles de Cañada los que nos lo han sugerido.
Las plantas nos hablan y no quieren
callar pues tienen mucho que decir. Son ellas el pulmón de nuestro planeta, nos
dan alimentos, medicinas, refugio, carbón… pero hay muchas que están amenazadas
y nos olvidamos de ello porque raramente hablamos de las especies en peligro de
extinción que no sean animales. ¿Has pensado que nos dan realmente además de
oxígeno? Muchos seres vivos dependen de los árboles para vivir porque les dan
alimento, hay muchas aves que sin ellas no tendrían lugar donde hacer sus nidos,
a otras les dan cobijo, protegen el suelo de la erosión, son barreras contra la
contaminación acústica… Son imprescindibles en nuestros ecosistemas y un
importante elemento de biodiversidad. A ellas también les afecta la degradación
del terreno, la agricultura y la ganadería, las torres de alta tensión, los
desarrollos urbanísticos, las talas masivas, la introducción de especies
foráneas invasoras, los incendios, las actividades económicas… el hombre.
Hay muchas especies que quizás no
soporten la presión y puedan llegar a vivir otro siglo, y sería una pena no ver
más un “fósil viviente” de más de 270 millones de años de antigüedad como es le
Ginkgo (ginkgo biloba) en China, o la Sequoia de California (Sequoia sempervirens) que es el árbol
más grande del mundo, o los Baobabs africanos (Adansonia digitata) o árbol de la vida, que en Madagascar sirven de
gran casa de otras especies en peligro como los lémures. Pero también podemos
hablar de otros más conocidos como el nogal (Juglans Regia) o el castaños (Castanea
sativa Miller). Todas ellas son un rico e inigualable legado de la naturaleza que debemos
conservar.
Como parte de nuestras actividades medioambientales
nuestros árboles son un recurso imprescindible en la educación de los niños de todas
las edades que vienen a visitarnos cada año. Los árboles nos ayudan en esta
importante tarea y sin ellos nuestra labor para que los visitantes conozcan
los valores naturales, no serían lo mismo.
Blanca Herrera
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